El bosque mágico de Santo Estevo

María Oruña estuvo por primera vez en el monasterio de Santo Estevo en 1996, antes de su reconstrucción para convertirlo en un Parador de Turismo. “Su abandono y desolación no mostraban decrepitud, sino belleza”, relata. Le fascinó su tamaño descomunal, en la vertiente de Ourense de la Ribeira Sacra, junto a los cañones del río Sil, en medio de los ancestrales. mágicos y espesos bosques autóctonos. Cuenta que, cuando aún no se había lanzado a la escritura y trabajaba como abogada laboralista, les comentó a unos amigos durante otra visita que un día escribiría la historia de este cenobio benedictino. Aunque podía sonar a una ocurrencia, en realidad ya había comenzado a investigarla. El próximo martes sale a la venta en Destino su novela El bosque de los cuatro vientos , centrada en la leyenda de los nueve anillos mágicos de Santo Estevo.
“Es un canto de amor a Galicia”, explica sobre su nuevo libro esta abogada nacida en Vigo 1976. Supone, en sus propias palabras, “un paréntesis” en la serie de Valentina Redondo , la teniente de la Guardia Civil de intrigante mirada bicolor. Se trata de una serie de novela negra ambientada en la Cantabria de su familia paterna, de la que el año próximo está previsto que se publique una nueva entrega.
El bosque de los cuatro vientos, del que también llegará a las librerías la versión en catalán, es a juicio de su autora una obra “de corte histórico, no tanto de novela negra”. Sin embargo, en el arranque de la trama hay un cadáver, el de Alfredo Comesaña, un trabajador de un supermercado en la cercana Luíntra, que hacía de guía en el monasterio, vestido de monje benedictino. El cuerpo aparece en un huerto, en la parte de atrás del cenobio, la del bosque particular del Parador, que está delimitado por un muro no perceptible desde lejos, oculto en medio de la densa espesura de la que forma parte.
Oruña bautizó el bosque como el de los Cuatro Vientos, que es el nombre de una colina que hay en él, donde se dice que el ser humano se podía encontrar con la humildad de su propia insignificancia. “Los cuatro vientos para mí son fundamentalmente las circunstancias que te toca vivir”, explica la autora que señala que los personajes de la novela tienen que hacer frente, a partir de sus propias decisiones, a unas determinadas fuerzas históricas, políticas, sociales y culturales. Y ahí el bosque aparece como el refugio contra esos aires.
La obra se sumerge en la belleza de A Ribeira Sacra y en el tiempo de la caída del poder gigantesco de la Iglesia
Si bien esta semana la niebla y a lluvia sumían a Santo Estevo bajo un cautivador manto que reducía la visibilidad, este Parador de Turismo inaugurado en el 2004 está encaramado sobre el Sil, a pocos kilómetros de su encuentro con el Miño. Son los dos ríos principales de la Ribeira Sacra, una zona, a caballo entre las provincias de Lugo y Ourense, candidata a ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Se trata del territorio de viñedos y bodegas que exploró Dolores Redondo en su Todo esto te daré. “Ojalá que la declaren Patrimonio de la Humanidad, porque es un lugar extraordinario”, afirma Oruña, que tiene raíces familiares maternas en Chantada, en la vertiente lucense. Sin embargo, explica que para ella en este libro carecía de sentido explorar a fondo la zona en conjunto. “Para mí lo fundamental era desligarme de la moda de A Ribeira Sacra y centrarme en la historia”, proclama.
La historia es la leyenda de los nueve anillos de otros tantos obispos que en los siglos X y XI llegaron al monasterio de Santo Estevo escapando de las incursiones musulmanas. Su huella aparece en las nueve mitras que figuran en varios escudos. Según la tradición oral los anillos, guardados en una caja, tenían poderes curativos, pues, por ejemplo, se llevaban a las casas de las mujeres de la zona que iban a dar luz para salvaguardar el parto.
La historia es la leyenda de los nueve anillos de otros tantos obispos que en los siglos X y XI llegaron al monasterio de Santo Estevo escapando de las incursiones musulmanas
El último vestigio documental de los anillos data del siglo XVII, a través de un intento de canonización de los obispos, señala Oruña, quien incide en ese gran vacío temporal y en el enigma de que ese desvanecimiento no haya generado el correspondiente revuelo. La búsqueda de los anillos en la actualidad la emprende en la novela Jon Bécquer, personaje inspirado en Arthur Brand, conocido como el “Indiana Jones” del arte, dedicado a recuperar obras desaparecidas.
La narración se desarrolla a dos voces, en dos planos temporales, en el presente y en la década de 1830, a través de otra protagonista, Marina. El de la primera mitad del siglo XIX, en el final del reinado de Fernando VII, supone un momento clave, decisivo, recalca María Oruña. Es en el que se produce, con la desamortización, la caída de un gigante, la Iglesia, que lo era especialmente en Galicia, cuyo caciquismo tradicional emerge también en la novela, a través del poder omnímodo del alcalde.
La novela iba publicarse en abril, pero el lanzamiento tuvo que ser aplazado por el coronavirus, así que éste no guarda relación con la aparición en el relato de otra pandemia
El bosque de los cuatro vientos iba publicarse en abril, pero el lanzamiento tuvo que ser aplazado por el coronavirus, de manera que éste no guarda relación con la aparición en el relato de otra pandemia, la del cólera que azotó a Galicia en el siglo XIX.
Oruña no se declara nada interesada en escribir sobre el coronavirus y sus circunstancias. Sobre su nuevo libro señala que “siempre hay una novela oculta” y que en El bosque de los cuatro vientos esa estructura profunda que subyace a la narración es “la del valor histórico de todo lo que tenemos en Galicia, que se va desvaneciendo sin hacer ruido y sin que nadie se preocupe por ello. Para investigar esta leyenda he visitado todas las ruinas y arte románico que se pueda imaginar en Ourense. Es estremecedor ver el abandono total del arte civil y sacro que tenemos aquí”. De este modo, su novela sobre Santo Estevo contiene una reivindicación del múltiple patrimonio gallego, el natural, el histórico y el de las tradiciones inmateriales.